Autor: HUGO ALCAYAGA BRISSO
A la hora de los balances lo más significativo del reciente balotaje en 11 gobernaciones regionales estuvo en Valparaíso, donde las cifras rotundas y expresivas lo dicen todo y contrastan con los augurios de “expertos” electorales que anticipaban una llegada estrecha.
Por su persistente trabajo por la descentralización y su trayectoria siempre ligada al mundo popular la reelección de Rodrigo Mundaca en la gobernación regional de Valparaíso fue un triunfo categórico de la Izquierda independiente, la que hoy es la mejor opción para la gente sin recursos que ha venido quemando etapas que invariablemente no han respondido a las expectativas.
Junto con ello, los resultados se constituyeron en un portazo para las pretensiones de su contrincante, una dirigente pinochetista que se hace llamar “Pepa” enviada por la UDI desde Providencia y que basó su campaña en una agresiva ofensiva que tuvo sus ejes centrales en el rechazo al octubrismo y el estallido social.
Los números de la jornada electoral fueron contundentes: el ganador se impuso por 25 puntos porcentuales (62% a 37%) con 774 mil votos contra 464 mil, y su victoria se produjo en todas y cada una de las comunas costeras y rurales de la Región de Valparaíso, la más poblada del país luego de la Metropolitana.
De profesión Ingeniero Agrónomo, Mundaca es el primer gobernador regional de Valparaíso elegido democráticamente - en 2021 – en la historia del país. Desde hace años ha sido líder de Modatima, decidido defensor del acceso al agua como un derecho humano esencial, lo que le ha valido ser reconocido con galardones internacionales de Derechos Humanos en Alemania y Francia.
El ganador doblegó a María José Hoffman, que había llegado a la zona con absoluto desconocimiento del territorio y su gente. Reiteradamente ella dijo que había que dejar atrás el estallido social y olvidarse del octubrismo, tratando de ignorar la más multitudinaria expresión del pueblo chileno en lo que va corrido de este siglo.
Los resultados del balotaje también pusieron en su lugar a la candidata presidencial de la extrema derecha, la señora Matthei, que se trasladó a la ciudad puerto aparentemente para apoyar a su pupila. En realidad su desplazamiento fue un fallido intento por sumar votos en su propio beneficio.
Llamó la atención que en sus declaraciones en Valparaíso la presidenciable pronunciara por primera vez la palabra “cambio”, en circunstancias que todo el país sabe que ella y el pinochetismo pretenden que nada se altere de la actual institucionalidad y del modelo socioeconómico neoliberal legados por la dictadura. “Sin cambio no hay esperanza” repitió una y otra vez, lo que para sus propósitos reaccionarios fue algo infructuoso.
Matthei es la primera candidata presidencial proclamada y en carrera hace largo tiempo que gana en todas las encuestas porque corre sola y no se sabe de competidores confirmados por el momento. Lo sucedido en Valparaíso a manos de las masas populares, que ella no quiere admitir, es su primera derrota formal y sin objeciones.
El candidato a la reelección de la izquierda independiente se impuso en todas las comunas de la región, incluyendo ciudades que históricamente han votado o tienen autoridades comunales de ese sector. Al superar por casi 310 mil votos a su rival, “el ingeniero agrónomo triunfó en las 38 comunas de la zona, incluidas las de extrema derecha”, destacó en portada la prensa mercurial en Valparaíso.
En sus manifestaciones de celebración Rodrigo Mundaca ha destacado que las amplias cifras de diferencia demuestran la fallida estrategia antipopular de sus adversarios. Dice que aquí perdió la UDI y sobre todo su candidata presidencial, a quien le ha costado recuperarse.
A la UDI este desastre electoral le llega en momento inoportuno, cuando la postulante a La Moneda parecía arremeter con un ímpetu imbatible. Esta creyó que no tendría problemas para instalarse en el puerto, desconocer al pueblo, decir a sus autoridades lo que tienen que hacer y volver a Santiago con un saco repleto de votos, lo que estuvo lejos de acontecer.
La UDI es el partido más corrupto de la política nacional. Fue cómplice de la dictadura y el genocidio, y muchos de sus militantes incluso algunos en el Parlamento, nunca han tenido una palabra de condena para el asesinato o desaparición de miles de compatriotas por pensar distinto. Ahora ha pretendido ningunear, despreciar o confundir con delincuentes a los millones de manifestantes participantes en las masivas expresiones populares ocurridas en el país.
Desde la dictadura la Región de Valparaíso viene siendo sometida a una implacable situación de abandono, a raíz de lo cual presenta elevados niveles de comercio ambulante y campamentos de tránsito. Esta vez se ha confirmado sin duda alguna que la derecha no tiene cabida en el ámbito popular.
Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso
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