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EL CRIMEN ORGANIZADO DE LAS AFP

Autor: HUGO ALCAYAGA BRISSO

 

                Inducida por la gran masa ciudadana, años atrás la ex Concertación (o Nueva Mayoría, o Socialismo Democrático o como se llamara en esos momentos) tuvo la inmejorable oportunidad de poner término a las AFP, pero a última hora se arrepintió presionada por el poder del dinero, puso marcha atrás y permitió que estas continuaran funcionando y enturbiando la vida de los chilenos, estafando a la gente y otorgando miserables pensiones de hambre a los jubilados.

                La historia se repite hoy cuando el gobierno ha llegado a un polémico acuerdo con la derecha en el Senado sobre el proyecto de reforma de pensiones y anuncia que se están cumpliendo los objetivos de aumentar las jubilaciones sobre la base de un sistema mixto donde contribuyan los trabajadores, los empleados y el Estado, pero las AFP no solo siguen en pie, sino que son validadas y relegitimadas.

                Los ingresos de los adultos mayores van a subir en términos marginales a través de una fórmula considerada indecorosa y desde el propio oficialismo se escuchan voces radicales que acusan que el Ejecutivo se “arrodilló” ante el poder financiero, en tanto hay quienes recuerdan palabras de Radomiro Tomic en cuanto a que “cuando se pacta con la derecha es la derecha la que gana”.

                El actual sistema previsional privado es uno de los tantos desgraciados legados de la dictadura que inexplicablemente todavía permanece intacto pese al rechazo del pueblo que aspira a un régimen solidario de reparto que posibilite a la tercera edad un buen pasar, dignidad, decencia y absoluta tranquilidad de la que se encuentra muy lejos.

                Curiosamente no se habla del crimen organizado – prioridad gubernamental – que cometen las administradoras, muchas veces ligadas a grandes transnacionales. Tampoco de la premeditación y alevosía en que incurren con desprecio hacia la multitud de hombres y mujeres que al llegar a la hora de jubilar entran al mismo tiempo al mundo de la pobreza.

                Las AFP roban a los adultos mayores en la certeza de que estos – por razones de edad o problemas de salud – no van a ir masivamente a protestar ante sus oficinas. Estos robos ocurren a plena luz del día, ante la indiferencia de la casta política que no mueve un dedo en su favor. Mayoritariamente las pensiones son inferiores al salario mínimo (a partir de enero en 500 mil pesos y algunas monedas) que se gastan en gran parte en medicamentos. Muchos presentan una aguda desnutrición.

                 No se sabe que la gente de edad avanzada vaya a ser considerada entre las víctimas de delitos que se apronta a combatir el nuevo ministerio de seguridad pública.  Quienes han completado una vida de trabajo y contra los cuales se llevan a cabo fechorías, abusos y privaciones esenciales no son tomados en cuenta al momento de contabilizar los crímenes organizados por parte de elegantes delincuentes de cuello y corbata.

                Estos enclaves que dejó el pinochetismo – al igual que las Isapres – tienen como único objetivo seguir enriqueciendo a sus propietarios, multimillonarios integrantes de la oligarquía en su mezquindad estos nunca se han interesado ni mostrado la menor preocupación por quienes están llegando a la etapa final de sus vidas en precarias condiciones.

                 Los ex presidentes Frei Ruiz-Tagle   y Lagos Escobar jamás intentaron alterar o modificar el sistema previsional, porque lo único que les preocupó fue completar la privatización de todo el país incluyendo lo que no había tocado la dictadura. Se identificaron plenamente con el modelo pinochetista y dejaron entregados a su propia suerte el destino de los jubilados víctimas del régimen empresarial continuador de la tiranía uniformada.

                En la segunda administración de la ex presidenta Bachelet (2014 – 2018) surgió espontáneamente el movimiento “No Mas AFP”, que antecedió al histórico estallido social en sus multitudinarias marchas callejeras. Este fue a la vez el último gobierno de la denominada “centro Izquierda” que no solo no volvió a ganar, sino que debió cambiar su nombre de Concertación de manera reiterada tratando de encubrir sus sucesivos fracasos.

                A mediados del mandato de Bachelet irrumpió la indignación contra las administraciones privadas que en la práctica secuestraron los ahorros de los trabajadores desde su creación impulsada por el empresario José Piñera. Esos ahorros en todo este tiempo han sido colocados al servicio de grandes empresas nacionales y extranjera que multiplican el lucro, sus ganancias y utilidades.

                La coordinadora que nació demandando el fin de estos abusos fue liderada por el dirigente sindical bancario Luis Mesina que encabezó masivas manifestaciones contra este sistema depredador. Ninguna participación en las movilizaciones tuvo la CUT, que suele desmarcarse de cualquier acción que se realice más allá del primero de mayo.

                Al cabo de semanas de tratativas el régimen bacheletista no se atrevió a dar un solo paso que significara cambio alguno. Las presiones del gran capital y sus múltiples redes de influencia determinaron dejar todo tal cual dando luz verde a las administradoras antipopulares para continuar especulando en el mercado bursátil y acrecentando sus fabulosas ganancias desde las cuales se burlan de sus usuarios.

                Aunque ha transcurrido una década, la situación es hoy muy similar. Hace falta la reactivación de la coordinadora “No Mas AFP” sus marchas y movilizaciones multitudinarias, para doblegar a este bastión del pinochetismo que mantiene en la miseria a millones de jubilados a lo largo del país.

 

Hugo Alcayaga Brisso

Valparaíso




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