Autor: HUGO ALCAYAGA BRISSO
El inimaginable drama de Marta Ugarte Román no solo sobrecoge y estremece a quienes lo han conocido, sino que constituye una figura emblemática del padecimiento de las clases populares durante los 17 años que se prolongó la dictadura genocida de Pinochet respaldada por la oligarquía nacional y el imperio norteamericano.
Aquí confluyen toda la maldad, la ruindad y el envilecimiento que identificaron a la tiranía militar - empresarial que se apropió del país por un tiempo que pareció interminable tras el derrocamiento por las armas de un gobierno constitucional elegido democráticamente con la legitimidad que dan los votos.
En este caso hubo mucho odio, persecución, secuestro, torturas, ensañamiento, muerte e intento de desaparición, contando para ello con la complicidad de la justicia, que no quiso actuar, y de la prensa oligárquica que por enésima vez distorsionó la realidad tratando de engañar a la ciudadanía con una historia de ficción.
Cuando se produjo la detención y secuestro de Marta Ugarte el 9 de agosto de 1976 el dictador había declarado la guerra al pueblo y su mayor obsesión era ordenar su masacre junto con imponer el aniquilamiento de todos aquellos que pensaban distinto y trataban de recuperar la democracia.
Ante el estupor del mundo Pinochet mantenía paralizado de terror al país contando con la fuerza de las armas, el apoyo incondicional de las FF.AA. que lo habían seguido en su aventura golpista y la acción rastrera de los agentes de "seguridad" y sus servicios de "inteligencia" que conformaban la Dina, sin poder exhibir ningún tipo de merecimientos personales o profesionales para encabezar la marcha de la nación.
De origen humilde, Marta era hija de un obrero y una dueña de casa y vivía en la comuna de Quinta Normal, en el Área Metropolitana. Era profesora básica y modista, militante comunista, tuvo inquietudes sociales y desarrolló ampliamente su vocación en el ámbito educacional con prioridad para los pobres.
Ella tenía 42 años al momento de su secuestro. Fue conducida al centro de detención y torturas Villa Grimaldi, donde fue sometida a feroces tormentos tratando de sacarle información. Todo terminó con su asesinato que se perpetró por estrangulamiento con un alambre que usaron los agentes uniformados, segun se pudo establecer posteriormente.
La víctima fue llevada ensacada en un helicóptero del ejército y lanzada amarrada a un trozo de riel al fondo del mar, y su destino pareciera ser el de una persona desaparecida más. Inesperadamente, sin embargo, la fuerza del oleaje cortó las amarras y devolvió el cadáver a la playa días más tarde. El hallazgo del cadáver lo hizo un pescador artesanal en la playa La Ballena de la localidad de Los Molles, provincia de Petorca, región de Valparaíso, el 12 de septiembre: de ello acaban de cumplirse 48 años.
En toda la zona el estado de los restos provocó conmoción. El cuerpo estaba quemado, presentaba múltiples fracturas y graves lesiones internas. La extrema crueldad empleada en este caso fue sin duda producto de las mentes enfermas de los torturadores, porque a la infortunada mujer le habían sido arrancadas las uñas de las manos y los pies, y cortado parte de la lengua.
Tras el reconocimiento del cadáver sus hermanas recordaron que el poder judicial - en este y otros muchos casos - no intervino a tiempo o simplemente no quiso actuar. La Corte de Apelaciones de San Miguel y luego la Corte Suprema rechazaron uno tras otro todos los recursos que se presentaron oportunamente a favor de Marta Ugarte, aduciendo que la Dina nunca reconoció que entre los detenidos hubiera una persona de ese nombre.
La prensa de la oligarquía, que son los mismos diarios que circulan hoy, tuvo un papel determinante tratando de encubrir el horrendo crimen. Uno de los periódicos de la cadena mercurial Las Últimas Noticias, con la misma ligereza con que desinforma en la actualidad, tituló en portada con grandes caracteres: "¡Terrible crimen pasional!", dando cuenta del homicidio de una hermosa joven de 23 años que había sido reina de belleza.
En el mismo sentido presentaron lo ocurrido los demás medios escritos de las empresas El Mercurio y Copesa, cambiando la realidad y tratando de engañar al público interesadamente. No se sabe que la Asociación Nacional de la Prensa haya sancionado a esos diarios por su absoluta falta de ética y alterar la realidad actuando desvergonzadamente al servicio de una dictadura oprobiosa.
Solo cuando los militares golpistas fueron expulsados del poder actuaron los tribunales de justicia, ya sin presiones. Del alevoso crimen organizado contra Marta Ugarte fueron acusados 18 integrantes de la Dina, que recibieron penas de cárcel que no son equivalentes al enorme sufrimiento causado.
Quizás a muchos - o todos - de los que están en la lista de detenidos desaparecidos, los lanzaron al mar para que nadie pudiera enterarse de las horrorosas condiciones en que quedaron los cuerpos tras las sesiones de tortura a que fueron sometidos. Al menos en este caso accidentalmente los familiares pudieron recuperar el cadáver masacrado y darle sepultura. En cientos de crímenes no es posible conocer dónde fueron abandonadas las víctimas por el pacto de silencio dejado por el dictador.
Cuando han transcurrido tantos años del golpe de Estado de la dictadura y del régimen de terror todavía están presentes muchas de sus secuelas, y la ciudadanía clama para que nunca más Chile y su gente vuelvan a verse enfrentados a tan traumática y dolorosa experiencia. Categórica y definitivamente, nunca más...
Hugo Alcayaga Brisso
Valparaíso
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